Tradiciones Perdidas
Los orígenes del pueblo la Andigua datan desde los tiempos de la colonización española en América, esa época donde aparentemente trajeron la civilización al que ellos mismos llamaron el Nuevo Mundo, pero que en realidad a estas tierras llegaron inicialmente fue, una gran cantidad de vándalos sin un ápice de cultura, no hubo una verdadera colonización, a diferencia de lo que ocurrió en regiones como, lo que es hoy Estados Unidos, donde los ingleses además de sus ejércitos, llegaron acompañados de familias enteras de una clase social alta y con un pensamiento expansionista, a diferencia de los españoles saqueadores, que su principal fin, era de de extraer la mayor cantidad de recursos naturales, de los que estaban provistas estas hermosas tierras. Lo que si fue, nunca contaron con que encontrarían en los nativos del llamado Nuevo Mundo, una resistencia feroz que los obligó a usar las tácticas más sucias de guerra posibles, las que hoy en día si fueran sometidas al análisis del derecho Internacional Humanitario, seguramente sus causantes serían necesariamente judicializados y sancionados, por lo aberrante de sus conductas delictuales.
Uno de los lugares escogidos por los colonizadores, para asentarse y tomar dominio de las zonas aledañas a la ciudad de La Perla, fueron precisamente las tierras de lo que hoy es La Andigua, donde construyeron un fuerte militar que hacía frente a los feroces ataques de las tribus, que en franca lid, luchaban para que no les fuera arrebatado su territorio. Con el mencionado fuerte, lógicamente se levantaron viviendas que acompañaron con la construcción de una iglesia católica, de la que cuenta la historia, es igual de antigua a la actual Catedral Basílica de La Perla, que ha sido catalogada como la màs antigua del continente americano. Estos hechos, nos llevan a la conclusión, que La Andigua, fue construida por los colonizadores, ya que, de aquellos tiempos quedan algunos vestigios de lo que fue el Fuerte Militar, destruido por la misma Tribu que habitaba históricamente esa zona, llamada "Los Andiguas"; así mismo, la iglesia católica construida en esa época, la cual fue quemada varias veces por estos aguerridos guerreros. De la extinción de esta tribu, no se tienen registros históricos, se presume que emigraron a la Sierra Nevada y terminaron uniéndose a otras tribus, hecho que hizo desaparecer su nombre original.
Particularmente considero que de la mezcla racial que seguramente resultó de la unión de españoles y aborígenes, nacieron los hoy habitantes de La Andigua, cuyo nombre deriva de la tribu que conformaban sus ancestros.
La Andigua es un pueblito donde la mayoría de sus viviendas, eran construidas de materiales como el barro y el bareque, con techos de paja o de zinc según el estrato económico del propietario, cada una dividida por cercas reforzadas con alambre de púas, palos secos o con retazos de guaduas; muy pocas eran las casas de construidas con bloques, ladrillos y techos de Eternit. Algunos de sus habitantes vivían de sus propios cultivos o de sus trabajos en los alrededores del pueblo, regularmente en fincas de la zona, otros laboraban en la gran ciudad a la que para poder llegar a tiempo al trabajo, debían tomar el único bus que salía hacia la Perla, de propiedad del señor Javier Cavas o "Javi" Cavas, como cariñosamente le decían. El bus del señor "Javi", salía a las cuatro de la mañana y regresaba al pueblo a las cuatro de la tarde, el que no llegara a tiempo, pasaba trabajo tanto para irse, como para regresar al pueblo. Igualmente ocurría con los que estudiaban en colegios de la ciudad.
A La Andigua llegó una buena cantidad de personas foráneas, que vinieron con compañías constructoras, como la que construyó la actual Troncal del Caribe, que antes atravesaba el pueblo de sur a norte, convirtiéndose en la vía principal de la población. Esto llevaba consigo un gran beneficio para sus habitantes, porque se convertía en una buena oportunidad de negocios, por la continua afluencia de vehículos que salían y entraban a la gran ciudad de La Perla y que obligatoriamente debían transitar por la Andigua, si se dirigían hacia La Guajira. De las personas que llegaron nuevas al pueblo, en esos tiempos, muchos se quedaron a vivir después que se terminó de construir la vía, ya que se casaron y formaron familia con algunas andigûeras.
La Andigua ha tenido un proceso muy lento de crecimiento, a pesar de lo atractivo de su fauna y flora, característica fundamental, que la hace apetecible a la llegada de numerosos visitantes, sobre todo los días domingo. El lugar más visitado es el río que baña sus hermosas tierras, El Naranjales, que lleva su nombre, gracias a la vereda donde nace, ubicada en la Sierra Nevada.
Las zonas más apetecibles para realizar el tradicional paseo de olla en el río, que es mas que todo visitado por una buena cantidad de habitantes de la Perla, es un sitio especial que llaman "El frasco", lugar de una belleza inconmensurable, por tener una pequeña cascada que choca con una gran roca incrustada en un cerro, formando una especie de playa y en tiempos de invierno se hace un pozo profundo, que sirve para que sus arriesgados visitantes y lugareños, se lancen al río desde la parte alta de la piedra.
Otro sitio muy popular en la misma zona del río, es el que llaman "La Manguera", lógicamente por estar rodeado de árboles de mango, que producen una sombra tan refrescante, que el sitio se abarrota de personas que disfrutan de la preparación de sancochos y al son de la música de los alrededores, pasan un día bien divertido. En "La Manguera" hace algún tiempo se podía encontrar una buena cantidad de árboles de pereuétano o peregûétano, según prefieran escribirlo o si prefieren, lo llaman por su nombre científico, el (parinari pachyphylla Rusby), que no se sabe, el por qué, ya no se encuentra esta fruta en este lugar.
Los visitantes al río, también disfrutaban todos los domingos de los estaderos ubicados en sus orillas, que con sus pick-up amenizaban el ambiente, volviendo todo en una fiesta sinigual. Los mas recordados para aquel entonces, eran el estadero del señor Fulgencio Mestre y el llamado "La Selva de Platino", donde lugareños y visitantes, pasaban ratos muy agradables al son de ritmos como la Salsa y el Vallenato.
Como todo pueblo, ciudad o país, La Andigua tiene también su plato típico, se trata de la Iguana guisada, que es preparada regularmente con coco y una buena cantidad de verduras bien picadas, que se convierten en una deliciosa salsa que le da el toque especial a esta ricura alimenticia; se acompaña con arroz blanco, yuca o bollo limpio según el gusto del comensal. Todo andigûero que ame a su tierra, ha tenido que comer Iguana guisada en algún momento de su vida, al que no lo haya hecho porque no le gusta, habría que hacerle prueba de ADN para comprobar si verdaderamente fue hecho por un andigûero.
La iguana no se compraba en la plaza de mercado de La Perla, ni en la tienda de la señora María, ni donde "los cachacos", ni mucho menos en "la esquina del Movimiento" tienda muy popular perteneciente al señor José Viana y Juana Yáñez, allá en La Andigua, por el contrario, los Andigûeros salían a cazarlas. Estos recorrían los montes alrededor del pueblo, organizados por grupos que en su gran mayoría conformaban jóvenes intrépidos, quienes hacían lo posible por atrapar la mayor cantidad de estos animales, para al final del día, preparar un gran guiso que por lo general vendían o se la consumían ellos mismos en compañía de sus familiares y amigos, chuparse el último hueso que quedara en el caldero.
Para encontrar y cazar al animal, utilizaban un sinnúmero de estrategias, una de estas consistía en que después de identificar el árbol donde se encontraran una o màs iguanas, sin importar lo alto que este fuera, era trepado por el que tuviera la mejor habilidad para escalar, luego meneaba las ramas para que cayeran sus presas, mientras que abajo la esperaban estratégicamente ubicados, el resto del grupo; algunos con la capacidad de cogerlas en el aire, otros esperaban que cayeran al suelo y las perseguían sino lograban atraparlas en el instante; los menos diestros pasaban dificultades porque las iguanas parecía que intuyeran el miedo y se tiraban siempre para el lado donde estuvieran los miedosos, los que en ocasiones al caerles encima, echaban a correr y en vez de ellos perseguir a la iguana, resultaban siendo los perseguidos por estas.
En La Andigua hay muchas anécdotas acerca de la caza de iguanas, una de estas fue la que le ocurrió al jovencito Eduardo Zanetti, apodado "Morty". Resulta que él era de esos personajes ágiles para subir los árboles sin importar su tamaño; en esa ocasión, se encontraron con un árbol de Ceiba donde había unos Macharros (como se le llaman a las iguanas macho). El árbol de ceiba tiene una especie de espinas grandes en su tallo, lo que lo hace peligroso y muy difícil de subir, esto aunado a que hacía una fuerte brisa, que lógicamente impedía, realizar una buena labor para poder coger a las iguanas. Sin embargo, el intrépido "Morty" se dio cuenta que al lado de la Ceiba había otro árbol igual de alto y màs fácil para subir y observó que la brisa lo movía y se acercaba en una especie de vaivén a la rama donde estaban los "macharros"; subió el árbol velozmente y esperó el momento preciso donde la brisa meneaba la rama y así poder pasarse a la ceiba, cuando lo logró enseguida movió la rama donde estaban las iguanas y estas cayeron, uno de los macharros fue cogido en el aire por el "Mono Chale" y los otros dos, atrapados en el suelo por su hermano John y Ledis Pérez, unos de los acompañantes de "Morty". Para desgracia del escalador, la brisa dejó de soplar, hecho que le dificultó volver a regresar al árbol por donde subió; prácticamente esto acabó con la aventura, porque fueron más de cinco horas que nuestro intrépido "Morty", estuvo montado en el árbol de Ceiba, esperando que la brisa soplara a su favor y poder bajar. Sus acompañantes esperaban abajo, tratando de hacer todo tipo de maniobras para ayudar a su compañero de aventuras. Con el paso del tiempo se acercaba ya la noche y los de abajo ya con hambre, sed y ganas de devolverse al pueblo, le gritaban:
- Tírate, que nosotros acá te paramos.
- Valiosa idea, que inteligentes les decía Zanetti, puedo ser flaco, pero a esta altura me reviento todo y a ustedes también les doy duro.
Al no encontrar otra solución diferente y al parecer las iguanas, como acto de venganza con sus patas cruzadas, pedían que no regresara la brisa para que "Morty" no pudiera bajarse, este decidió arriesgarse y empezó a bajar por la ceiba, el resultado final fue que se raspó hasta el ojo en la cédula, porque se resbaló y tanto manos, pecho, piernas y pies, terminaron con laceraciones que le produjeron un fuerte ardor, que no se compararía con lo que la curación que le hizo el papá cuando llegó a la casa, porque para desinfectar las heridas, y según para que estas no cogieran frío, le aplicó el remedio mas eficaz posible, limón con sal y para colmo de males, le pegó una dura tablera por haberse ido todo el día y no ayudar a su madre en los quehaceres del hogar., que día tan sufrido para nuestro amigo "Morty".
Igual que muchas tradiciones en La Andigua han cambiado, la caza de iguanas no ha sido la excepción, ya que con el pasar del tiempo fueron apareciendo algunos inescrupulosos, que cambiaron los métodos de caza y convirtieron esta tradición, en un negocio, y empezaron a cogerlas pequeñas, pero lo màs aberrante fue que para sólo comercializar los huevos de Iguana, les abrían el estómago estando vivas, sacaban sus huevos y luego las cosían para dejarlas ir. Por este tipo de prácticas, dejó de ser común encontrarse con una Iguana, e el pueblo o sus alrededores, ya que les quitaban la oportunidad de seguir con su cadena normal de reproducción. Esto no sólo ha ocurrido en La Andigua, en otros sitios del país también han hecho este tipo de acciones en contra de estos animalitos, es por esto que las autoridades competentes han tenido que intervenir y en la actualidad, la caza y comercialización de la iguana y sus derivados, está prohibida por la Ley.
La iguana es catalogada en la actualidad, una especie en vía de extinción, lo que la ha hecho vedada por su vital importancia para el equilibrio biológico del ecosistema, por tal motivo, su caza, uso doméstico y comercialización, están prohibidas.
La caza de la iguana, prácticamente estaría prohibida por el artículo 265 del Decreto 2811 de 1974 (Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio Ambiente), que impide cazar o comercializar las especies llamadas vedadas o en vía de extinción. Muchos podrían llegar a pensar que los Andigûeros vienen infringiendo la norma de generación en generación, a lo que particularmente diría en su defensa, que para la época en la cual la caza de las iguanas se hacía a manera de tradición y de forma responsable, esta no había sido declarada como especie vedada, porque no estaba en vía de extinción, cosa diferente ocurre en la actualidad. También considero que, sería imposible y fuera de esto, paradójico, tener que judicializar a nuestro intrépido "Morty", después de haber hecho la hazaña de bajar a cuero pelado un árbol de ceiba y mucho menos después de haber recibido la curación y la posterior "palo terapia" aplicada por su señor padre. ¿Qué opinan ustedes?