¿ Crimen, Justicia o Venganza?

Pasaban ya, los años 70 en la ciudad costera llamada La Perla, cuando ocurrieron ciertos sucesos que cambiarían para siempre la vida, costumbres y futuro de los habitantes de un pueblito muy cercano a esa gran ciudad llamado, La Andigua.
Juancho Jaramillo, un antioqueño proveniente de una familia prestante de esa hermosa regiòn, sargento retirado del Ejército Nacional, llegó a La Perla y quedó encantado con sus paisajes, con el calor de su gente, pero principalmente, con la belleza de sus mujeres; fue así, como rápidamente contrajo matrimonio con una hermosa dama de nombre, Manuelita Cavas. Des esa hermosa unión, nacieron cinco hijos, tres varones y dos hembras.
El último día en la vida de Juancho Jaramillo, empezó como todos, cuando bien temprano se dirigía al mercado público de la Perla, a recoger el producido de los cuatro camiones transportadores, de los que era dueño y cuando lo ameritaba, realizar diligencias de carácter personal. Fue así, como después de recibir su dinero, se dirigió al famoso Bar llamado, "La Candela", donde se encontró con con dos hermanos oriundos de La Andigua, Maximiliano y Ernesto Sanclemente, con los cuales decidió compartir unas cuantas frías, como se le dice en la regiòn a las cervezas. El jolgorio, se extendió por mas de tres horas, reían, cantaban, contaban cuentos, en un ambiente agradable y bastante amigable; a medida que pasaban las horas y cuando ya el consumo de licor, empezó a hacer su efecto, la armonía reinante en el grupo parrandero, se vio empañada, cuando Juancho Jaramillo cortejó de una manera bastante atrevida, a una de las mujeres del Bar, sin saber que esta era moza de uno de sus compañeros de parranda, Maximiliano Sanclemente. la reacción de este último, fue en primera medida, reclamarle fuertemente a Juancho, lo llenó de insultos, mientras que este, sólo se reía de su coterráneo, diciéndole: - Eh ave maría Maxi, te vas a molestar porque corteje a una bandida, o es que eres su noviecito pues?. este fue el detonante para que Maximiliano lo agrediera, propinándole una fuerte trompada en la cara, a lo que este, a pesar de estar armado con un revólver calibre 38, le respondió fue con una patada en las piernas, arrojándolo al piso, donde siguió golpeándolo hasta que intervino Ernesto, quien sólo empujó a Juancho, para que no siguiera maltratando la humanidad de su hermano. Las demás personas presentes en el sitio, sólo fueron espectadores, ninguno intervino al momento de la trifulca, sólo cuando fueron separados fue que algunos se llevaron a Juancho, a un lado del bar, para calmarlo y así apaciguar los ánimos.
Pasado ya el medio día, los hermanos Sanclemente, se retiraron del sitio y juntos se dirigieron a la Andigua, en sus propios vehículos. Cuando llegaron al pueblo, Maximiliano y Ernesto, se quedaron en la tienda del "cachaco" Arturo, a seguir consumiendo licor, sin saber lo que sucedería mas adelante, por las fatales decisiones que tomarían.
Juancho Jaramillo, que se quedó en el bar un tiempo más, llegó a la Andigua pasadas las dos de la tarde, iba contento porque a pesar de la pelea con los Sanclemente, terminó conquistando el amor de la muchacha motivo de la disputa. Se bajó del bus en la misma esquina donde lo hacía todos los días, en el almacén de telas de la "China Lola", una turca que había llegado al pueblo hace ya varios años; pero por cosas del destino, no se dirigió a su hogar por la calle que siempre tomaba, puesto, decidió caminar un poco màs, para saludar a su cuñado José Cavas, quien recientemente, había sido padre por primera vez. Antes de llegar a donde su cuñado, se encontró en la esquina de la tienda del "Cachaco" Arturo, con los hermanos Sanclemente, quienes en ese momento estaban bastante pasados de tragos. Ernesto, al ver a Juancho, lo llamó diciéndole, - Ve Juancho, tómate un trago y olvidemos lo que pasó, somos amigos y no sigamos en esta pelea sin sentido; Juancho sin pensarlo y confiando en la buena voluntad de su vecino, accedió al llamado y se acercó a donde estos estaban, Ernesto se levantó del taburete donde estaba sentado y se le acercó ofreciéndole el trago de licor, acompañado de un supuesto abrazo que le ofreciò; en el momento en el que Ernesto lo iba a abrazar, su hermano Maximiliano, se acercò sigilosamente con un puñal escondido bajo su manga, e intentò chuzar a Juancho a la altura de las costillas, pero el exmilitar fue mucho más audaz y se le adelantó, sacando su revólver de la mochila, con una rapidez excepcional y le propinó dos impactos de bala en el pecho, causándole la muerte de manera inmediata y a Ernesto que trató de abalanzarse encima de él, le dio un tiro en la parte derecha de su pecho, hiriendolo de gravedad; Juancho intentó abandonar la escena, pero el Cojo Rosado, un vecino del sector, trató de detenerlo diciéndole, !Juancho!, nojoda, ¿què has hecho ombe? pero este, en un instinto diría que de supervivencia, le hizo unos tiros a los pies, alcanzándolo también a herir.
Juancho de inmediato se dio a la huida, no se dirigió a su casa, si no que se internó en el espeso monte que rodea la población, se fue río abajo. De inmediato el pueblo se llenó de estupor, de dolor y lo màs peligroso, en el ambiente los ánimos estaban enardecidos, porque un forastero, había dañado la tranquilidad que reinaba en la población, en donde los hombres, resolvían sus problemas a las trompadas.
Al sitio llegó la Policía, familiares del difunto, y una gran cantidad de curiosos y chismosos, que aseguraban que Juancho era el único culpable de lo que había sucedido, otros más condescendientes, auxiliaron a los heridos rápidamente y los llevaron al precario puesto de salud, donde el Cojo Rosado, fue atendido, mientras que Ernesto, herido de mayor gravedad, tuvo que ser trasladado al Hospital San Pedro Del Señor.
Entre los curiosos y chismosos, apareció alguien muy particular, la bruja Lourdes, a quien solo la veían las personas que la frecuentaban para solicitar sus servicios; apenas llegó al lugar de los hechos, lo primero que hizo fue acercarse al cadáver para amarrar con un hilo los dedos pulgares de cada pie, según, para que el matador, como le llamaban en el pueblo, no lograra escapar.
Familiares del muerto, la policía y algunos lugareños, emprendieron la búsqueda del presunto asesino. En el ambiente que se sentía en el pueblo, se notaba una excesiva sed de venganza, ya que la búsqueda de Juancho, había iniciado con unas ansias exacerbadas por parte de los familiares del dueño; Leopoldito Sanclemente, hermano de Maximiliano y Ernesto, llevaba terciada una escopeta en la espalda.
La idea de Juancho Jaramillo, era poder llegar lo màs rápido posible a la Perla, para allí poder esconderse, mientras se calmaban los ánimos y a su vez entregarse a las autoridades, puesto pensaba que su caso podìa dársele manejo. Llegó hasta un sitio llamado Parinca, donde se encontró con un conocido, el viejo "Fello Muelas", al que le manifestó que andaba huyendo, porque había matado a dos en la Andigua. Tomó agua y le dijo a su amigo que le dolía una pierna. Inexplicablemente, después de descansar, decidió devolverse al pueblo, nunca se supo con qué fin.
Cerca de las cuatro de la tarde, se escuchó una detonación, un disparo seco de esos ensordecedores, como de una escopeta. Pronto en todo el pueblo, se regó la noticia, "mataron a Juancho Jaramillo". Cuando la Policía llegó, le informaron a los familiares del occiso, que se vieron obligados a darle de baja, porque este había opuesto resistencia a la captura. Lo dicho por las autoridades, creó cierto tipo de suspicacia, porque ellos para aquel entonces el arma de fuego que utilizaban, eran revólveres y carabinas.
La muerte de Juancho Jaramillo, le dio a la bruja Lourdes, algo de reconocimiento entre sus clientes, puesto gracias a su trabajo, el presunto asesino de Maximiliano Sanclemente, no logró huir y pagó inmediatamente por el crimen cometido. mientras tanto, amigos y algunos pobladores, alzaban los brazos de Leopoldito Sanclemente, en son de victoria, puesto decían, este fue quien vengó la muerte de uno de su hermano.
El hijo mayor de Juancho, que para la época contaba con aproximadamente diez años, fue acompañado de cuatro policías y algunos vecinos a recoger el cuerpo de su padre. Se encontraron con una escena bastante confusa, Juancho yacía en el suelo, sentado, apoyando su espalda en un árbol de acacias, había recibido un disparo al parecer de escopeta en la sien derecha, ya que alrededor del orificio de entrada del proyectil, se notaba la marca de esquirlas de metralla, marca muy común, cuando el disparo es de escopeta, recordemos que entre los cazadores de Juancho, sólo uno portaba un arma de ese calibre.
Después de la muerte de Juancho Jaramillo, no hubo una investigación exhaustiva que determinara en realidad, cómo se suscitaron los hechos que terminaron con la vida de el aguerrido paisa, esto aunado al hecho que su familia, no quiso profundizar en el tema y se quedaron con la versión inicial que entregaron las autoridades.
Los entierros de los dos muertos, se realizaron día por medio, el de Juancho fue mas concurrido, tanto por gente de la ciudad, como por pobladores de la regiòn, mientras que al de Maximiliano, asistió sólo el personal del pueblo, que desde ese día, no volvió a ser el mismo, porque en la Andigua, los hombres morían de viejos o por alguna peligrosa enfermedad.
En la población reinó un silencio sepulcral por varios días, sólo a escondidas, rondaba el rumor de que no había sido la policía quien había matado a Juancho, sino Leopoldito, otros decían que se lo merecía por asesino, en cambio algunos defendían a Juancho Jaramillo, diciendo que actuó en defensa propia, ante el ataque rastrero de los hermanos Sanclemente. Mientras tanto, se realizaban los velorios de los dos muertos por separado, en las noches sólo se escuchaban los rezos por las almas de los difuntos y se sentía el aroma a calentillo y tinto, bebidas que se reparten exclusivamente, para esta clase de acontecimientos.
Aterrizando la historia a la realidad jurídica actual, surge la pregunta ¿ Hubo Crimen, Justicia o Venganza?. A la luz de nuestro código penal, en mi opinión, hubo un crimen sobre la humanidad de Juancho Jaramillo, producto de la venganza de los familiares de Maximiliano Sanclemente, puesto tomaron justicia por mano propia, convirtiéndolo en un homicidio y deslegitimando la Acción del Estado como ente sancionatorio. También podemos agregar que no hubo una investigación exhaustiva, porque si esta se hubiese realizado hoy en día, con el respectivo análisis medico forense, se comprobaría que la herida que causó la muerte del paisa Jaramillo, fue producida por una escopeta y no por una carabina o revólver, como quiso dar a entender la policía en aquel entonces. Con respecto a la muerte de Maximiliano, considero que esta fue en defensa propia, porque su reacción se dio cuando descubrió las verdaderas intenciones de sus agresores, mientras uno lo entretenía con el trago y el abrazo, el otro aprovechaba para meterle el cuchillo, convirtiendo el hecho en una reacción propia del instinto de supervivencia del ser humano. Estudiosos del tema o abogados de la víctima o en su defecto la Fiscalía, argumentaran su teoría del caso en el hecho que, el revolver usado por Juancho Jaramillo para defenderse era superior en letalidad, al arma blanca que pretendía usar Maximiliano, en su contra, denotando una desigualdad de armas, ese considero sería uno de los hechos que se utilizarían para desvirtuar jurídicamente, la legítima defensa, que seguramente argumentaría la defensa de Juancho Jaramillo. ¿ Qué opinan ustedes?.